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La vigencia del ideario de Emiliano Zapata en Guanajuato, a 99 años de su muerte

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seguridad PRDGuanajuato, Gto.

10 de abril de 2018

Está por cumplirse el centenario de la muerte de Emiliano Zapata. En un contexto de marginalidad, discriminación nuevas formas de explotación para hombres y mujeres del campo, su legado sigue vigente: el derecho a producir y a disfrutar, con plena libertad, del fruto del trabajo.

La Revolución Mexicana tuvo dos demandas reivindicativas: la exigencia por una mayor igualdad y el anhelo por la democracia; para obreros y campesinos, los que más derramaron su sangre en esa gesta, fue una guerra contra el autoritarismo y por la tierra, tesoro de los dioses de los pueblos prehispánicos y sustento y base de identidad para los pueblos del México independiente.

Por esa tierra ensangrentada se recuerda a un hombre que durante más de un siglo ha despertado odios de los poderosos y reconocimientos de los libertarios: Emiliano Zapata.

Para las y los guanajuatenses, y en especial para la gente del campo, los ideales agrarios de Zapata son fuente de inspiración para demandas de nuestro tiempo que tienen el mismo espíritu: hacer de la tierra una fuente generadora de bienestar y refrendar una identidad que se mantiene en la cultura y el sentir de quien nace y crece entre siembras, cosechas y ganado.

Durante la Revolución, la mayor parte de la gente de Guanajuato centró su lucha contra la injusta distribución de los frutos del campo y algunos casos contra el despojo de tierras ancestrales.

Como sucedió en casi la totalidad del país, miles de hombres y mujeres tomaron las armas en el estado para demandar reparto de tierras y educación para la gente del campo.

Caudillos revolucionarios como Adolfo Azueta, Tomás Pantoja, Pedro Pesquera o Cándido Navarro, tomaron las armas en Guanajuato a favor de la causa zapatista.

Luego, al concluir la fase armada, surgieron líderes agraristas como Alfredo Guerrero Tarquín, en el norte y noreste del estado; así como mujeres que lucharon por el ejido en Salvatierra y líderes que le dieron fortaleza al ejido y la pequeña propiedad en el marco del reparto agrario cardenista y postcardenista.

El fracaso de las políticas agrarias de los gobiernos surgidos de la revolución provocó que a mediados del siglo XX emergieran organizaciones campesinas en la entidad para dar lugar a grupos políticos que habrían de alimentar las bases de parte de la izquierda guanajuatense.

En el contexto de situación actual de Guanajuato, la lucha e ideales de Zapata siguen vigentes. La realidad social los mantiene vivos:

En esta entidad, que fuera durante siglos el Granero de México, su campo aporta el 4.2 por ciento del Producto Interno Bruto estatal, según datos del INEGI consignados hasta 2017. También reporta que de más de un millón de hectáreas sembradas se cosechan más 724 de mil.

El campo guanajuatense genera más de 41 mil millones de pesos al año en granos y cultivos diversos, especialmente maíz y sorgo, distinguiéndose como

En contraste, el gobierno del estado aporta un presupuesto anual de sólo 422 millones de pesos a programas agropecuarios, cantidad que se mantiene casi igual desde 2014 y que se ha visto limitada por un recorte del gobierno federal.

Esta fortaleza del campo guanajuatense, sin embargo, no se ve reflejada en mejor nivel de vida para trabajadores y trabajadoras:

De los 2 millones 474 mil guanajuatenses en edad productiva, unos 248 mil son trabajadores agrícolas. Y mientras que el promedio de sueldos en la entidad es de alrededor de 280 pesos diarios, en el campo el ingreso es apenas superior a dos salarios mínimos: casi 180 pesos.

Lo anterior da como consecuencia de los más de 600 mil emigrantes anuales que se registran en la entidad más de la mitad de ellos proceda de zonas o municipios rurales.

El Partido de la Revolución Democrática impulsar plataformas políticas tanto en sus órganos de gobierno como en quienes aspiran a gobernar bajo las siglas del Sol Azteca, más recursos para el campo guanajuatense y la aplicación de políticas económicas y de apoyo social que hagan justicia a la gente del campo.

Con la construcción de una sociedad más justa e igualitaria, honramos con actos y memoria la herencia del Caudillo del Sur, de uno de los más grandes de la historia de México.

El 10 de abril de 1919 ha quedado escrito en la historia como un día de traición, pero a la vez como día del nacimiento de un ideal vigente hasta nuestros días: la lucha por los derechos de las y los campesinos.

Hoy, a 99 años de su muerte: ¡Zapata vive, la lucha sigue!