En ninguna otra elección se destaparon tan temprano las corcholatas, como en la elección rumbo al 2024.
El proceso para la designación del candidato presidencial que habrá de suceder al presidente Andrés Manuel López Obrador se adelanto a todos los tiempos, los partidos de oposición tuvieron que atender la agenda que les marcó el propio presidente para hablar siempre, en todo momento de su proceso, mañanera tras mañanera siempre abordando el avance de quien se perfila para sucederlo.
Juego de inteligencia, juego de pokar abierto, abriendo Andrés Manuel primero con una tercia, luego se amplio al pokar de ases sumando al Senador Ricardo Monreal. Estaban Adán Augusto, Claudia Sheimbaum y Marcelo Ebrard.
Todas las cartas abiertas. Poco a poco fue cambiando el acomodo. Hoy en día, los partidos de oposición no atinan a cual de las corcholatas contener, no tienen un juego tan claro y tan preciso como el del propio presidente.
Por ese motivo vale la pena analizar lo siguiente:
Que Adán Augusto López reunió a once gobernantes en puebla en un evento llamado “Convenio de Coordinación del Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública 2023” en donde pareciera que el secretario de gobernación da por terminada una batalla política en donde resultó victorioso: la de posicionarse como el operador político más importante de Morena y del mismo Andrés Manuel López Obrador.
Adán Augusto López no levanta sospechosismos ni parece tropezarse con sus propios pasos: va encaminado a ser presidente de la república.
Esto se confirma luego de verlo acertando una vez y otra también en su cuidadisima estrategia de campaña, que consiste simple y sencillamente en trabajar, como siempre lo ha hecho, pero ahora mostrándolo con un poco menos de la discreción que siempre lo ha caracterizado.
Quien fuera gobernador de Tabasco y cantado compadre de Andrés Manuel estuvo hace unos días en Puebla presidiendo un evento donde once gobernadores y gobernadoras han terminado de darle un espaldarazo definitivo. Tiene sentido. Con una Claudia Sheinbaum desdibujada luego de varios rumores donde se afirma que el presidente ya le dijo que no; y con un Marcelo Ebrard entumecido y sin saber qué hacer, es entonces donde Adán Augusto López se ve más claramente como lo que siempre fue: la clara sucesión obradorista.
