Nunca será una buena noticia un ajuste a los pronósticos de crecimiento de la economía del país pero es mejor estar enterados y tomar decisiones que permitan sortear, dentro de lo posible, las nuevas condiciones que derivan de esos pronósticos. No obstante que el ajuste es mínimo; una décima, es el tercer ajuste en lo que va del año, es decir, parece que estamos dosificando de manera paulatina pero constante.
En la consulta que hace el banco de México a los 36 grupos de análisis y consultoría económica sobre el desempeño de los indicadores de la economía Mexicana se concluye con el ajuste a la baja y pronostican un crecimiento de 2.40% del PIB. A reserva de estar pendientes del comportamiento económico del trimestre que recién inicia.
Hemos venido padeciendo problemas derivados de la volatilidad económica y aunque en la paridad el peso ha recuperado unos centavos con relación al dólar seguimos teniendo un comportamiento de desaceleración económica.
Tal vez ayude a razonar mejor el planteamiento si ampliamos la perspectiva. En la región, es decir en América, no es privativo de nuestro país, se viven condiciones de desaceleración económica, desempleo en tasas bajas y constantes, la mitad de la fuerza de trabajo en América que representa 282 millones de personas, tienen empleo informal. Claro hay países que combinan estos indicadores con las crisis internas, en todas ellas con el ingrediente de altísimos niveles de corrupción gubernamental.
Pero la incertidumbre económica se refleja en la situación concreta de las personas, no son números fríos para hacer interpretaciones y gráficas de comportamiento, afecta tanto a los grupos vulnerables, incluyendo a los hogares pobres, como a la clase media que ve sus expectativas de mejoramiento frustradas.
Lo que está sucediendo en nuestro país es una especie de crisis en cámara lenta, como lo definen los especialistas de la organización internacional del trabajo donde se hace poco caso de la guía que ofrece el pacto mundial para el empleo de la OIT y adoptada por todos los empleadores, trabajadores y gobiernos del mundo. Se trata de medidas para reducir el impacto negativo en el empleo (sueldos bajos) mantener niveles de demanda agregada, impulso a la recuperación de los empleos y especialmente los sistemas de protección social.
No solo no se están generando los empleos que el país necesita, los que hay son de sueldos bajos y de prestaciones sociales insuficientes y deficientes.
En el gasto público federal habrá un segundo ajuste al ejercicio presupuestal, no como el primero que fue aplicado al gasto corriente de Pemex, en la secretaría de Hacienda se considera que deberá ajustarse todo el gasto gubernamental, es decir, ahora se tendrá el pretexto del ajuste para dejar pendientes asuntos prioritarios de la vida de la nación, especialmente en salud, educación, generación de empleo y seguridad.
Sólo tomaré como referencia el último de los factores mencionados; la seguridad. En la encuesta de INEGI sobre percepción de inseguridad el índice subió de manera alarmante. 72.3% al cierre de marzo. Ha crecido incluso con respecto a los últimos años del sexenio anterior, en 2012 fue de 69.5%.
La encuesta mostró que un tercio de los 95810 hogares entrevistados manifestó haber tenido, al menos, una víctima de algún delito. La delincuencia genera entre la población un gasto de 215000 millones de pesos, equivale al 1. 34% del PIB.
Nadie considera al país un lugar seguro y mientras que los gobernantes practican la estrategia de avestruz, metiendo la cabeza en las cifras para decir que no están en la crisis de credibilidad, los ciudadanos desesperados, cada vez más, ejercen justicia por cuenta propia, llegan a sus propias conclusiones: la autoridad está rebasada, coludida, incompetente, irresponsable. El entorno económico no está en manos de todas las personas, pero las políticas públicas podrían ayudar a generar las estrategias que los involucren y aligeren los efectos de la crisis.
Cuando escuchamos un gobernante presumiendo la cantidad de empleos que se generan, estamos escuchando al peor de los merolicos; el gobierno en cualquiera de sus tres órdenes no genera un solo empleo productivo, ni los de su propia burocracia, que toda es pagada por los impuestos que aportan los mexicanos, en cambio propiciar las condiciones de seguridad de sus bienes, de su patrimonio, de su seguridad personal sí es plena responsabilidad de la autoridad. Especialmente en la cultura de prevención y desde luego en la acción coercitiva. La percepción no cambiará con más discursos sino con menos incidentes delictivos, la certidumbre económica es resultado de mejores ingresos en las economías familiares.
Hasta la próxima PROSPECTIVA.
José Gerardo Mosqueda Martínez,
Presidente del Instituto de Administración Pública de Guanajuato