Más lodo, menos votos.
Terminando con las campañas electorales de 2016 y para los días que faltan, poco se puede concluir de los procesos. “Mucho lodo, mucha basura”, las denuncias de la participación de los grupos criminales, como el caso de Tamaulipas. En todos los casos, Las doce entidades, todos los candidatos llenaron sus espacios mediáticos acusándose de corrupción.
Solo cada candidato podría explicar la procedencia de sus fuentes, el hecho es contundente: los candidatos panistas acusan a los priistas por acciones corruptas, los priistas hacen lo mismo respecto de los panistas, los señalamientos de traiciones, las denuncias mediáticas de participación de grupos criminales en los equipos de campaña, las grabaciones ilegales, por supuesto, de contenidos reveladores de cómo se consigue el dinero que no se va a contabilizar en los reportes de los partidos a las autoridades electorales.
Las campañas dejaron de tener propuestas, dejaron de motivar a la población.
Las contiendas electorales de 2016 representan la lucha por incrementar los “votos duros” de los partidos, no por ganar la aceptación de los ciudadanos.
En todos los estados que tendrán elecciones la próxima semana hay una tendencia de participación en torno a 40% y con expectativas de que baje el día de la elección.
Es una elección de votos “cautivos”, “duros” “comprados”, ” condicionados”. Por decir los menos. Donde la participación de las estructuras de los gobiernos y sus programas y recursos de gasto social son uno de los centros del debate político.
Es la elección de los gobernadores-operadores de los grupos que buscan refrendarse en las estructuras de poder.
Para la autoridad electoral existen todas las previsiones que implica el manual administrativo-normativo de los procesos, pero los manuales no ilustran sobre los efectos de la compra de votos, el chantaje a los ciudadanos con despensas, servicios en las comunidades, programas de ayuda social, es decir, nada nuevo, excepto que se refinaron los procesos para “garantizar” que los votos controlados no se salgan del libreto el día de la elección.
El proceso con el común denominador de corrupción, que proviene de las declaraciones de todos los partidos sigue el curso de sus agendas, sin que le importe a los ciudadanos y en correspondencia; sin que le importe a los partidos lo que los ciudadanos opinen. Es decir, “bien correspondidos”.
El presidente del PRI pronostica que ganará en nueve de las doce gubernaturas, los otros presidentes omiten el tema, en realidad no tiene mayor relevancia.
Ganará el partido que tenga el dinero suficiente para la compra de los votos.
Estamos ante un proceso electoral atípico para tenerlo como referencia de los procesos que vendrán en el 2018, los partidos son el resultado de las competencias internas de los grupos que ambicionan el poder, el dinero de las prerrogativas y el control de las estructuras que les aseguren mantener el porcentaje de votos duros, es decir, el salto cualitativo que está dando los partidos es un salto para atrás.
La competencia es entre corruptos, señalando a sus contrincantes por corruptos, las propuestas no vendrán a esta contienda, no se les necesita, los que deben llegar a la cita de los procesos electorales deben ser los “operadores compra votos”. Una semana después, cambiará los discursos y se habrá cumplido un nuevo periodo electoral… La decadencia de los partidos políticos viene acompañada de más lodo y menos votos.
Hasta la próxima PROSPECTIVA.
José Gerardo Mosqueda Martínez,
Presidente del Instituto de Administración Pública de Guanajuato
presidente@iapguanajuato.org, gmg@gerardomosqueda.com.mx
gerardomosqueda/ mosquedagerardo
