Sucedieron durante esta semana muchos acontecimientos que trascienden los escenarios de corto plazo para la vida económica y política de nuestro país; como perder de vista el escándalo Lozoya y una procuraduría general de la república que parece más ocupada en confundir las líneas de investigación antes que aclararlas, las reacciones maniacas de los aspirantes presidenciales por qué se les definan las reglas a su modo… ya está a la vuelta de la esquina la definición de las reglas internas del juego político electoral del 2018; las acciones de los delincuentes que han tomado posesión de los cuerpos policiacos en muchos municipios del país, en muchas corporaciones estatales, controlando amplias zonas del país sin que haya autoridad que se anime a trabajar por reducir la acción de los delincuentes anunciando las mismas medidas burocráticas, sin compromiso, sin carácter, sin ética mientras crece el número de crímenes dolosos como nunca en la historia moderna de México; desde luego con consecuencias irreversibles.
No sabemos cuándo, ni como concluirá la agenda del tratado de libre comercio de América del Norte. Pero con incertidumbre entramos a la primera ronda de negociaciones del TLCAN
Después de 23 años el representante de Estados Unidos hace que inicie una gestión de adversarios y en medio de amenazas a Canadá y sobre todo a México, parece más preocupado en complacer a su presidente que dar líneas de gestión que orienten los contenidos temáticos de las rondas de negociación y ante los representantes de los tres países y sus expectativas sobre la versión 2.0 del tratado.
Mientras que la representante de Canadá no acepta los reclamos sobre el déficit comercial (a pesar de que con ese país no hay déficit) el representante de México, el secretario Guajardo prefiere un elegante discurso induciendo gestiones de ganar, ganar, ganar… ciertamente el ” lenguaje posturas ” del secretario comunicó más firmeza que su discurso ante todas las delegaciones negociadoras. Toda la delegación mexicana estuvo entre serios y muy molestos.
Dudo que alguien deba esperar de la delegación estadounidense un trato cortés, amable… esta semana quedó claro, mientras Trump sea presidente ese trato no existirá.
Del arranque de las negociaciones queda bien claro: los estadounidenses quieren complacer a su presidente; no parece importar el impacto negativo en los mercados internacionales, ni en sus propios mercados. Lighthizer tiene que darle un triunfo a su presidente, aunque sea uno que compense la frustrante descomposición que padece su gobierno (ahora también se van los estrategas que le ayudaron a ganar la elección)
Hay un largo camino por recorrer y seguramente se integrará a los asuntos de la agenda electoral de nuestro país, inevitablemente se politizará, será parte de la agenda nacional, saldrá a la luz pública mucha información de las dimensiones de la ” Casa Blanca de Peña Nieto, de los sobornos a Lozoya, de lavado de dinero y dinero de los delincuentes en las elecciones, más gobernadores corruptos…
México debe estar preparado para todos los escenarios, incluyendo el fin del acuerdo comercial. Un primer riesgo es que la mayoría de los productos mexicanos exportados a Estados Unidos se enfrentarían a un arancel promedio entre 2.5% y 5% si el tratado terminara.
Por ahora no es suficiente con esperar a que concluyan las negociaciones, los expertos deberán agregar a sus carpetas de entorno los asuntos políticos internos de cada país, como ya lo están haciendo los expertos canadienses y estadounidenses, por distintas razones desde luego… no sólo es el empeño de la delegación estadounidense en presionar para que la renegociación le dé a su país la recuperación de los puestos de trabajo y la capacidad de manufactura perdida, aunque los expertos del Instituto de Política Económica estiman que la tecnología y la automatización y en mucho menor escala el comercio son las causas de esas pérdidas de puestos de trabajo.
Un hecho irrefutable es que estarán en el centro del debate los trabajadores menos calificados, especialmente los de México; son quienes reciben los salarios más bajos y es lo que ha llevado a las empresas estadounidenses fuera de su país para ahorrar costos.
El TLCAN será la nueva variable transversal en los procesos políticos electorales de nuestro país, con la influencia de los actores y negociadores de los otros países, con la discordia política dentro de nuestro país.
¿Habrá entre los aspirantes presidenciales y demás cargos de elección el interés de conocer, dominar los temas relativos a esta negociación para tener idea de cómo van a evolucionar las políticas públicas a partir de ella cualquiera que sea su resultado?
Hasta la próxima PROSPECTIVA.
José Gerardo Mosqueda Martínez,
Presidente del Instituto de Administración Pública de Guanajuato
presidente@iapguanajuato.org, gmg@gerardomosqueda.com.mx
gerardomosqueda/ mosquedagerardo